Trabajadores reunidos por equipos

Las competencias profesionales son el conjunto de habilidades, conocimientos, destrezas y comportamientos necesarios para desarrollar un empleo de forma eficaz. De hecho, se tienen muy en cuenta en los procesos de selección, siendo un punto a favor para los candidatos que cuenten con aquellas que encajan en lo que las empresas están buscando. Por ello, desde GBS Recursos Humanos queremos profundizar en qué consisten y ofrecer un listado de las competencias profesionales más importantes y demandas en la actualidad. ¡Comenzamos!

¿Qué son las competencias profesionales?

Las competencias profesionales son los recursos personales que entran en juego a la hora de llevar a cabo una determinada actividad laboral. Se trata de las capacidades y habilidades que posibilitan que el trabajo esté bien hecho, que lo refuerzan y garantizan un buen resultado. Por eso, son tan importantes.

Tener capacidad analítica, ser innovador, empatizar con el enfoque del cliente o pensar de forma creativa son tan solo algunas de las capacidades profesionales que existen. Muchas aparecerán en las ofertas de trabajo, otras no, pero esto no quiere decir que no vayan a ser evaluadas. Todo depende de las necesidades y el enfoque de la organización.

Habrá directivos que prefieran personas que sepan mucho a nivel teórico y otros que opten por quienes sepan menos, pero que a nivel práctico sean mucho más habilidosos. O quien busque una persona con gran capacidad analítica y otra diferente para negociar y tomar decisiones porque sea muy buena en resolución de conflictos. Opciones hay tantas como candidatos y puestos ofertados.

Ahora bien, a nivel general, las competencias profesionales suelen agruparse en tres grupos:

Competencias básicas

Se trata de los conocimientos básicos “mínimos” que permiten que una persona acceda a un empleo o formación. Algunos ejemplos son el conocimiento de las TIC, el dominio de una lengua materna o extranjera, conocimientos de lectura, escritura o cálculo, entre otras.

Competencias técnicas o específicas

Son aquellas habilidades que se adquieren a raíz de la formación en un área determinada, es decir, son exclusivas de un puesto de trabajo concreto. Por lo que son muy diferentes de una profesión a otra. Por ejemplo, una persona que se dedica a la informática tendrá que conocer los diferentes lenguajes de la programación, mientras que aquella que se dedique al marketing deberá tener conocimientos sobre el SEO y el SEM.

Competencias transversales

Se trata de aquellas competencias profesionales más generales, que no son específicas de una profesión, se han adquirido en diferentes contextos y permiten a la persona adaptarse al puesto de trabajo para que lleve a cabo un desempeño adecuado. Algunos ejemplos de competencias transversales son la capacidad de trabajo en equipo, la iniciativa, la resolución de problemas, la planificación o la facilidad para relacionarse, entre otras.

Eso sí, este tipo de competencias están muy valoradas, ya que pueden marcar la diferencia entre un trabajador y otro.

Las competencias profesionales más valoradas

Ahora que ya sabemos en qué consisten las competencias profesionales y cómo se clasifican, pasamos a explicar aquellas que a día de hoy son las más importantes o mejor consideradas.

Trabajo en equipo

Es la capacidad de colaborar en equipo de forma coordinada con un objetivo común o en una tarea determinada. Se trata de una competencia que aparentemente puede parecer obvia, pero con la que muchas personas tienen dificultades, ya que implica empatizar, saber delegar, proponer y colaborar como miembro de un equipo. Y en definitiva, entender que ser parte de un equipo es no solo ayudar, sino también ser ayudado para obtener resultados positivos.

Además, se trata de la competencia profesional transversal más demandada por las organizaciones.

Habilidad de comunicación

Saber comunicar lo que se quiere y se tienen en mente, entenderse con los directivos y con los compañeros de trabajo, elegir las palabras exactas para definir una idea o reformular lo que el cliente u otra empresa han dicho son aspectos esenciales de las relaciones humanas, pero también laborales.

Se trata de otra de las competencias profesionales más importantes, sobre todo, en las organizaciones con sectores orientados al cliente, donde se erige como una habilidad fundamental. Porque saber comunicarse no solo implica expresar una opinión, sino transmitir la información de forma adecuada y en ocasiones tratar de convencer a los demás.

Flexibilidad y adaptación al cambio

El cambio es una constante no solo a nivel personal, sino también organizacional. Las empresas crecen, evolucionan y cambian. Saber adaptarse a cada proceso y etapa es fundamental por parte de sus trabajadores.

Así, los profesionales flexibles, que salen de su zona de confort y se enfrenten a lo nuevo aportan gran valor a la empresa y la seguridad de que avanzarán con ella. Además, la actitud de ser flexibles y tolerantes a los cambios conlleva el deseo de mejorar, un aspecto fundamental para el desarrollo profesional.

Gestión del estrés y la presión

Los cambios pueden generar cierto estrés, así como las situaciones críticas y aquellas que conllevan tiempo y altos niveles de exigencia. Saber gestionar el estrés y la presión es clave para que el rendimiento y la productividad no se vean afectados de forma negativa.

Así, un profesional que sepa dominar el estrés, identificarlo y aplicar estrategias para llevarlo a su favor puede no solo ejercer un efecto tranquilizador en los demás, sino también responder a situaciones de gran nivel de complejidad para las que no todas las personas están preparadas.

Innovación y creatividad

Otras de las competencias profesionales ligadas al cambio son la innovación y la creatividad. Se trata de la capacidad de ver más allá, probar cosas nuevas y potenciar el pensamiento divergente. 

Una mente creativa puede ser un gran aporte a las empresas porque facilita destacar frente a la competencia gracias a elementos y aspectos innovadores.

Proactividad

Tomar la iniciativa en un proyecto o en crear algo de otra manera, asumir ciertas responsabilidades y tener el interés de ser más activo es algo que no suele ser muy común a nivel laboral, pero que en muchas empresas está bien valorado -eso sí, no en todas-.

Al final, ser proactivo a nivel organizacional es, en cierto modo, ser independiente, contar con un espíritu de liderazgo e iniciativa y con una actitud de compromiso que va más allá de cumplir con la jornada laboral. Es querer crecer a nivel profesional.

Conocimiento de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación)

La mayoría de los escenarios laborales son cada vez más digitales y tecnológicos o al menos algunas de sus áreas están familiarizadas con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Así el dominio del universo informático es imprescindible, por lo menos en niveles medios-básicos. 

Un aspecto que si lo pensamos no solo implica el propio desempeño laboral, sino el “antes de”, es decir, la etapa de búsqueda de empleo y los procesos de selección. Evidentemente, profundizar más o menos dependerá del sector en el que se desarrolle la empresa, pero es una realidad a la que sí o sí la mayoría de los trabajadores se tienen que sumar.

Idiomas

En un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, los idiomas son una competencia profesional muy demandada en el mercado laboral. Al fin y al cabo, son el puente que permite establecer colaboraciones a gran escala y que derriba los muros de las limitaciones.

De hecho, a pesar de ser el inglés el idioma universal y más presente en los programas y acuerdos internacionales, existen otros idiomas que también son muy demandados: alemán, portugués, español o francés, por ejemplo.

Así, saber otros idiomas siempre es un punto a favor que puede marcar la diferencia entre uno u otro candidato (sobre todo en sectores cualificados).

Capacidad analítica

Por último, y no menos importante, se encuentra la capacidad analítica, esa habilidad que permite entender y analizar profundamente la información para más adelante tomar decisiones.

Saber analizar implica no solo resolver problemas, sino fundamentar ciertas acciones y comportamientos para elegir cómo actuar.

Ahora bien, si hay un aspecto importante en este ámbito es que las competencias profesionales no solo se demuestran en el momento de la entrevista o cuando ya se está trabajando, sino que existen un gran número de detalles que pueden revelar de nosotros más de lo que pensamos sobre ellas (CV, conversación telefónica o perfiles de RRSS, por ejemplo). De ahí que sea recomendable cuidar cualquier detalle al máximo.

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